El plomo es de los metales más conocidos desde la antigüedad.
Se trata de un material muy pesado (densidad 11,34 g/cm3), es dúctil, maleable y blando. Se puede endurecer al alearse con Antimonio u otros metales.
Su punto de fusión es bajo comparado con la mayoría de metales, 327º C. Es un mal conductor de la electricidad y de la temperatura.
Actualmente el plomo se utiliza como lastre, como barrera de las radiaciones electromagnéticas, para la cobertura de cables y, especialmente, es utilizado para la producción de baterías (aproximadamente 70% del consumo total).
El plomo es toxico y dañino en el caso de ser ingerido o inhalado. Se inhala plomo en el caso de que el material sea fundido o al respirar partículas de polvo mezcladas con restos de plomo. Para evitar la ingestión es necesario seguir unas sencillas normas de higiene.